Flexionarnos a la intimidad primigenia de las formas, colores y
texturas en perspectiva y amplitud a su extrínseca dinámica y al cuerpo u
objeto alojado ahí, antes y después de, revela, en perenne evolución, la
bastedad de nuestro entorno que a plenitud y sin reservas evoca y determina el
grado anímico y emocional que a ellos nos vincula migrando, en constante flujo
y movimiento, de lo tangible a lo intangible y viceversa.
Advertir la docilidad que modula la determinación y el extremo de
toda realidad, subjetiva o no, y la tensión tridimensional que a intervalos
redondea la inmediatez de su esencia evoca y enaltece la empatía que a todos
nos alerta y conmueve.
Como observadores, atendiendo al desvelo y a la generosa propuesta
de estos entusiastas creadores, estaremos inmersos en una dinámica ambiental,
alterna e inmediata, que allende a los sentidos conlleva la experiencia
adicional de desplazarnos, sin temor ni tropiezo como la obra presente, a intervalos
más precisos y certeros enriqueciendo, in situ, la línea intuitiva y espontánea
que hacen de nuestro acervo y desempeño un mejor solaz, a la búsqueda y
encuentro.
Victor Fosado III
Cancún, 12 de agosto de 2015.
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